Sobre mi

Quiero comenzar esta autobiografía contándoles una historia que marcó un hito significativo en mi vida.

La historia

Recuerdo con mucha claridad la primera vez que vi una computadora, estábamos jugando en la casa de mi tío Alfredo; sobre una mesa tapada prolijamente con una funda blanca, estaba la Texas TI-99/4A. Su aspecto era similar al de una máquina de escribir, pero al encenderla todo cambiaría, sobre el televisor al cual estaba conectada comenzaron a aparecen juegos. El Space Invaders luego el Galaxy y con ellos comenzó un viaje que sin saberlo me iría cautivando. Al poco tiempo adquirimos una Commodore 64 (C64), que con sus 64k de memoria era capaz de hacer maravillas, sus gráficos y el elegante sonido la convertirían en la reina indiscutible de los años 80. Con ella nacerían mis primeros programas en BASIC, abusando del GO TO como estilo de programación, con el tiempo me fui sumergiendo en las profundidades del lenguaje de máquina, la aventura parecía no tener límite. En paralelo, pero en contraste, mi vida como estudiante era un verdadero desastre. Difícilmente algún profesor o compañero de clase podría suponer que aquel pésimo estudiante se convertiría en quien soy hoy, un apasionado profesor universitario.
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La historia

Recuerdo con mucha claridad la primera vez que vi una computadora, estábamos jugando en la casa de mi tío Alfredo; sobre una mesa tapada prolijamente con una funda blanca, estaba la Texas TI-99/4A. Su aspecto era similar al de una máquina de escribir, pero al encenderla todo cambiaría, sobre el televisor al cual estaba conectada comenzaron a aparecen juegos. El Space Invaders luego el Galaxy y con ellos comenzó un viaje que sin saberlo me iría cautivando. Al poco tiempo adquirimos una Commodore 64 (C64), que con sus 64k de memoria era capaz de hacer maravillas, sus gráficos y el elegante sonido la convertirían en la reina indiscutible de los años 80. Con ella nacerían mis primeros programas en BASIC, abusando del GO TO como estilo de programación, con el tiempo me fui sumergiendo en las profundidades del lenguaje de máquina, la aventura parecía no tener límite. En paralelo, pero en contraste, mi vida como estudiante era un verdadero desastre. Difícilmente algún profesor o compañero de clase podría suponer que aquel pésimo estudiante se convertiría en quien soy hoy, un apasionado profesor universitario.

El proceso de cambio

La transformación se inició con aquella vieja C64, esa fue la chispa que encendió el proceso de cambio. Encontré en ella un medio para canalizar mi imaginación y así desarrollar todo mi potencial.
La Universidad ORT ocupó un lugar muy importante en este proceso, en ella encontré un lugar donde mi curiosidad y el claro enfoque de enseñanza basado en aprender haciendo se encontraron. Del pésimo estudiante solo quedaba el recuerdo, pasaba la mayor parte del día investigando, probando, experimentando y ayudando a otros en los laboratorios de la universidad. Un día el encargado del laboratorio se acercó y me dijo “te interesa trabajar como asistente, de hecho es lo que ya estás haciendo y te vamos a pagar”. Comencé así mi carrera laboral en la Universidad ORT. Hoy veo esta etapa de Asistente de Laboratorios como un período de crecimiento, entrenamiento, como un gran gimnasio para la mente en el cual me fortalecía día a día. Desarrollé una actitud de servicio, aprendí a escuchar, a entender las necesidades de otros y a resolver problemas distintos cada vez con mayor facilidad. Con ello comenzaron a aparecer las primeras oportunidades de trabajo independiente, que me llevaron a constituir mi primera empresa de desarrollo de software a medida, ASI ltda. Emprendimiento que creamos con un compañero de clase y que instalamos en el cuarto de mi casa. Desde ASI Ltda brindábamos asesoramiento y servicios Informáticos.

Nace el profesional

Finalicé mis estudios en la Universidad ORT Uruguay como Analista de Sistemas. La primera etapa de mi transformación estaba concluida, había conseguido mi primer título, pero mucho más importante aún, los viejos fantasmas se habían disipado, estaba más seguro de mí mismo, había aprendido a aprender, sabia como hacerlo y sobre todo quería hacerlo. Ya con las competencias requeridas y la pasión por el trabajo, dejé mi puesto como Asistente de Laboratorios e inicié una nueva etapa como analista en el marco del Proyecto de Mejora de la Gestión de la entidad eléctrica del Uruguay, la UTE. Por esa misma época, decidimos cerrar ASI Ltda, el contar con ingresos seguros provenientes del trabajo remunerado, las dificultades financieras que atravesábamos en el emprendimiento y la falta de experiencia para manejar una empresa, fueron las razones que nos llevaron a cerrar la empresa.
El trabajo como Analista en el proyecto de mejora de la gestión, me permitió crecer como profesional, consolidarme económicamente y como familia. Contraje matrimonio y logré independizarme. De esta etapa rescato dos enseñanzas, la primera fue la importancia de continuar formándome, el contacto con consultores de Unión Fenosa, me permitió descubrir nuevas áreas de conocimientos que me apasionaron: la gestión del cambio en organizaciones, y la planificación estratégica de tecnologías. El segundo aprendizaje fue revelador, por primera vez tomaba conciencia que el centro no era la computadora sino la gente. La computadora estaba para satisfacer las necesidades de las organizaciones, de las personas, no tenía un fin en sí misma. Este cambio de foco me impulsó a cursar mi primer posgrado, una Maestría en Computación y Sistemas de Información dictada en forma conjunta por la Universidad de Oxford y la ORT Uruguay, enfocada en formar profesionales que fuesen capaces de elaborar planes de tecnología y sistemas de información alineados a la estrategia organizacional.

El master me permitió ver otros horizontes y con ellos aparecieron nuevos desafíos, por un lado me brindó la posibilidad de retornar a la ORT como docente de Desarrollo de Sistemas y a la vez me dio nuevas herramientas que me permitieron postular como consultor en sistemas de información a un proyecto de Cooperación Técnica que estaba iniciando en Uruguay el Banco Interamericano de Desarrollo. Fue así que decidí dejar mi puesto en UTE y comenzar a trabajar como profesional independiente.

La consultoría

Este nuevo camino estaría lleno de desafíos, marcaría nuevamente una transformación personal, en la medida en que me permitió conocer un gran número de países y por tanto diversas culturas. Llevándome a desarrollar una vasta experiencia en empresas públicas y privadas, a nivel nacional como internacional, enfocado en la implantación de sistemas de información, procesos de reingenierías y gestión del cambio. Experiencia que requirió nuevamente formarme en áreas de gestión organizacional, para lo cual recurrí nuevamente a la Universidad ORT, optando por realizar mi segunda maestría en Negocios y Administración un MBA. Este nuevo perfil no demoró en repercutir en mi vida docente, pasando de dictar materias técnicas a materias más orientadas al área de gestión de proyectos, comportamiento organizacional, más próximas a mi realidad laboral de ese momento. Coronando así una carrera en constante ascenso tanto en lo profesional como en lo familiar con el nacimiento de mi primer hijo.

Un duro golpe

En pleno ascenso profesional y feliz en lo familiar mi vida se vio bruscamente alterada por la noticia de que tenía un melanoma, ocasionado por el sol. Me vi obligo a dejar de trabajar mientras era tratado, como trabajador independiente mi mundo pareció derrumbarse y con ello los ingresos, ya todo el éxito parecía efímero. Sin trabajo, enfermo y en casa pude apreciar mi vida desde otra perspectiva, descubrí que tenía una familia hermosa, que me amaba y que en la vorágine en que vivía , en pos del constante ascenso profesional, había quedado rezagada. Ahora gracias a este párate obligado, tuve una nueva oportunidad para re enfocar mi vida. Fue el apoyo que me brindaron, sumado a la tenacidad y la capacidad de superar las frustraciones que había adquirido de jóvenes, los tres pilares que me permitieron levantarme y soñar un nuevo horizonte. Iniciando así una nueva etapa llena de iniciativas y proyectos empresariales.

El emprendedor

Rodeado de una gran incertidumbre, recuperándome de la enfermedad y con todo el tiempo disponible para pensar, me involucre en distintos emprendimientos. No siempre en áreas en las cuales hubiese tenido experiencia previa. Uno de ellos City TV, enfocado en crear un nuevo medio de comunicación, mediante la instalación de circuitos cerrados de televisión en medios de transporte, áreas urbanas. Su eslogan fue, televisión donde está la gente. El Emprendimiento fue exitoso logrando llegar a una audiencia de 700.000 personas semanal, pero su modelo de negocio basado en publicidad y con una importante estructura de costos fijos no soporto la crisis económica que vivimos en esos años. De sus cenizas nació Imagen Urbana una nueva propuesta de comunicación publicitaria en vía publica que supo tomar activos de Citi TV y la cartera de clientes para consolidarse como una alternativa adecuada a los tiempos que se vivían en el país. Al mismo tiempo nacía Futurnet como una solución de bajo costo, que permitía a edificios de apartamentos conectarse a internet por una módica cuota mensual. Emprendimiento que logró un éxito inmediato. Futurnet cumplió un ciclo, me permitió salir adelante en plena crisis económica. Futurnet fue perdiendo fuerza en la medida que el precio de acceso a internet se hacía más popular. En esa misma época pero en la Universidad ORT, también aparecían nuevas iniciativas, quizás por mi actitud personal proactiva y/o mi experiencia como emprendedor serial, algo que en esa época era muy extraño, tuve el privilegio de integrar el equipo que estaba trabajando para la creación de la primera incubadora de base tecnológica del país, que se denominaría INGENIO, y que contribuían decididamente a fortalecer en ORT el incipiente ámbito emprendedor. Sabíamos que solo con la incubadora no sería suficiente, era necesario lograr un cambio de actitud. Fue así que comenzamos a diseñar los primeros talleres de actitud emprendedora para alumnos, buscando despertar y fomentar la creación de empresas por parte de los estudiantes.

El sueño de un ecosistema emprendedor

Poco a poco los talleres de Actitud Emprendedora fueron ganando un lugar entre los alumnos de la Universidad. Mi entusiasmo por ayudar a despertar el espíritu emprendedor en la Universidad fue creciendo, fuimos aprendiendo, ensayando equivocándonos y así construyendo lo que hoy es el Centro de Innovación y Emprendimientos que hoy existe en la Universidad ORT. Ya en el 2004 la cultura emprendedora comenzaba a despertar, en INGENIO aparecían los primeros casos de éxito de incubados, pero aún faltaba mucho trabajo por realizar para que el espíritu emprendedor se consolidara en la Universidad y más aun en todo el País. Teníamos la convicción que ya no alcanzaba con hacer talleres, enseñar a hacer planes de negocio, era necesario dar un paso mayor, involucrar a los docentes, diseñar servicios que permitieran a los alumnos iniciar sus emprendimientos de la Universidad. Así nació la Pre incubadora, como un ámbito formal para apoyar a los alumnos emprendedores. Pero aún harían falta más cambios si queríamos generar un verdadero ecosistema emprendedor. Sería necesario derribar muchas barreras culturales, aumentar el vínculo universidad empresas sociedad, como fuente para inspirar a los alumnos con problemas reales. Fue en esta época donde nuevamente se me presento la disyuntiva de iniciar una nueva etapa de mayor dedicación a la universidad como intra emprendedor o seguir como emprendedor independiente. Nuevamente coincidía un momento de acenso, crecimiento, satisfacción personal con el crecimiento familiar, el nacimiento de Victoria y Paula mis hijas mellizas. La decisión fue rápida, ya no tenía dudas, mi corazón me lo indicaba, la pasión que sentía por la docencia, la energía que irradiaba el creciente ecosistema emprendedor me había atrapado. Había encontrado mi lugar, un espacio donde la tecnología, la innovación, la creatividad estarían al servicio de las necesidades de la empresa y la sociedad, para conformar nuevos emprendimientos. Nacía El Centro de Innovación y Emprendimientos CIE en la Universidad ORT. El CIE se fue consolidando con el apoyo de sponsors privados como el Banco Santander, el Estudio Ferrer CPA y muchas otras empresas que al igual que ORT creen en la importancia de fomentar el espíritu emprendedor en los estudiantes como una forma para dinamizar el país y realizar verdaderas trasformaciones. Con el nacimiento del CIE se consolidó en la Universidad el ecosistema emprendedor, en base a tres pilares: sensibilización, formación y patrocinio de jóvenes emprendedores.

Hoy

Hoy mirando en retrospectiva, puedo afirmar que fue en los momentos de dificultad donde mi actitud emprendedora se fue forjando, hasta convertirme en quien soy hoy, un profesor que busca ayudar con su experiencia a explorar y desarrollar el verdadero potencial que tenemos dentro. Fue este proceso de trasformación personal que sirvió de marco de referencia para la elaboración de la metodología de desarrollo de emprendedores que aplicamos en el Centro de Innovación y Emprendimiento (http://cie.ort.edu.uy) de la Universidad ORT Uruguay (http://www.ort.edu.uy). Una metodología que pone al individuo como centro del proceso de crecimiento emprendedor y que busca despertar su actitud emprendedora a partir del auto conocimiento, la identificación de necesidades y su interacción con el mundo en que vivimos.
Como emprendedor mi sueño es lograr una sociedad mejor que sea capaz de innovar en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas que nos afectan. El cambio hoy es posible, está en cada uno de nosotros el poder lograrlo.
Lic. Enrique Topolansky, MBA
http://uy.linkedin.com/in/etopolansky/
https://www.facebook.com/etopolansky
Usuarios Twiter, Skype: etopolansky

El proceso de cambio

La transformación se inició con aquella vieja C64, esa fue la chispa que encendió el proceso de cambio. Encontré en ella un medio para canalizar mi imaginación y así desarrollar todo mi potencial.
La Universidad ORT ocupó un lugar muy importante en este proceso, en ella encontré un lugar donde mi curiosidad y el claro enfoque de enseñanza basado en aprender haciendo se encontraron. Del pésimo estudiante solo quedaba el recuerdo, pasaba la mayor parte del día investigando, probando, experimentando y ayudando a otros en los laboratorios de la universidad. Un día el encargado del laboratorio se acercó y me dijo “te interesa trabajar como asistente, de hecho es lo que ya estás haciendo y te vamos a pagar”. Comencé así mi carrera laboral en la Universidad ORT. Hoy veo esta etapa de Asistente de Laboratorios como un período de crecimiento, entrenamiento, como un gran gimnasio para la mente en el cual me fortalecía día a día. Desarrollé una actitud de servicio, aprendí a escuchar, a entender las necesidades de otros y a resolver problemas distintos cada vez con mayor facilidad. Con ello comenzaron a aparecer las primeras oportunidades de trabajo independiente, que me llevaron a constituir mi primera empresa de desarrollo de software a medida, ASI ltda. Emprendimiento que creamos con un compañero de clase y que instalamos en el cuarto de mi casa. Desde ASI Ltda brindábamos asesoramiento y servicios Informáticos.

Nace el profesional

Finalicé mis estudios en la Universidad ORT Uruguay como Analista de Sistemas. La primera etapa de mi transformación estaba concluida, había conseguido mi primer título, pero mucho más importante aún, los viejos fantasmas se habían disipado, estaba más seguro de mí mismo, había aprendido a aprender, sabia como hacerlo y sobre todo quería hacerlo. Ya con las competencias requeridas y la pasión por el trabajo, dejé mi puesto como Asistente de Laboratorios e inicié una nueva etapa como analista en el marco del Proyecto de Mejora de la Gestión de la entidad eléctrica del Uruguay, la UTE. Por esa misma época, decidimos cerrar ASI Ltda, el contar con ingresos seguros provenientes del trabajo remunerado, las dificultades financieras que atravesábamos en el emprendimiento y la falta de experiencia para manejar una empresa, fueron las razones que nos llevaron a cerrar la empresa.
El trabajo como Analista en el proyecto de mejora de la gestión, me permitió crecer como profesional, consolidarme económicamente y como familia. Contraje matrimonio y logré independizarme. De esta etapa rescato dos enseñanzas, la primera fue la importancia de continuar formándome, el contacto con consultores de Unión Fenosa, me permitió descubrir nuevas áreas de conocimientos que me apasionaron: la gestión del cambio en organizaciones, y la planificación estratégica de tecnologías. El segundo aprendizaje fue revelador, por primera vez tomaba conciencia que el centro no era la computadora sino la gente. La computadora estaba para satisfacer las necesidades de las organizaciones, de las personas, no tenía un fin en sí misma. Este cambio de foco me impulsó a cursar mi primer posgrado, una Maestría en Computación y Sistemas de Información dictada en forma conjunta por la Universidad de Oxford y la ORT Uruguay, enfocada en formar profesionales que fuesen capaces de elaborar planes de tecnología y sistemas de información alineados a la estrategia organizacional.

El master me permitió ver otros horizontes y con ellos aparecieron nuevos desafíos, por un lado me brindó la posibilidad de retornar a la ORT como docente de Desarrollo de Sistemas y a la vez me dio nuevas herramientas que me permitieron postular como consultor en sistemas de información a un proyecto de Cooperación Técnica que estaba iniciando en Uruguay el Banco Interamericano de Desarrollo. Fue así que decidí dejar mi puesto en UTE y comenzar a trabajar como profesional independiente.

La consultoría

Este nuevo camino estaría lleno de desafíos, marcaría nuevamente una transformación personal, en la medida en que me permitió conocer un gran número de países y por tanto diversas culturas. Llevándome a desarrollar una vasta experiencia en empresas públicas y privadas, a nivel nacional como internacional, enfocado en la implantación de sistemas de información, procesos de reingenierías y gestión del cambio. Experiencia que requirió nuevamente formarme en áreas de gestión organizacional, para lo cual recurrí nuevamente a la Universidad ORT, optando por realizar mi segunda maestría en Negocios y Administración un MBA. Este nuevo perfil no demoró en repercutir en mi vida docente, pasando de dictar materias técnicas a materias más orientadas al área de gestión de proyectos, comportamiento organizacional, más próximas a mi realidad laboral de ese momento. Coronando así una carrera en constante ascenso tanto en lo profesional como en lo familiar con el nacimiento de mi primer hijo.

Un duro golpe

En pleno ascenso profesional y feliz en lo familiar mi vida se vio bruscamente alterada por la noticia de que tenía un melanoma, ocasionado por el sol. Me vi obligo a dejar de trabajar mientras era tratado, como trabajador independiente mi mundo pareció derrumbarse y con ello los ingresos, ya todo el éxito parecía efímero. Sin trabajo, enfermo y en casa pude apreciar mi vida desde otra perspectiva, descubrí que tenía una familia hermosa, que me amaba y que en la vorágine en que vivía , en pos del constante ascenso profesional, había quedado rezagada. Ahora gracias a este párate obligado, tuve una nueva oportunidad para re enfocar mi vida. Fue el apoyo que me brindaron, sumado a la tenacidad y la capacidad de superar las frustraciones que había adquirido de jóvenes, los tres pilares que me permitieron levantarme y soñar un nuevo horizonte. Iniciando así una nueva etapa llena de iniciativas y proyectos empresariales.

El emprendedor

Rodeado de una gran incertidumbre, recuperándome de la enfermedad y con todo el tiempo disponible para pensar, me involucre en distintos emprendimientos. No siempre en áreas en las cuales hubiese tenido experiencia previa. Uno de ellos City TV, enfocado en crear un nuevo medio de comunicación, mediante la instalación de circuitos cerrados de televisión en medios de transporte, áreas urbanas. Su eslogan fue, televisión donde está la gente. El Emprendimiento fue exitoso logrando llegar a una audiencia de 700.000 personas semanal, pero su modelo de negocio basado en publicidad y con una importante estructura de costos fijos no soporto la crisis económica que vivimos en esos años. De sus cenizas nació Imagen Urbana una nueva propuesta de comunicación publicitaria en vía publica que supo tomar activos de Citi TV y la cartera de clientes para consolidarse como una alternativa adecuada a los tiempos que se vivían en el país. Al mismo tiempo nacía Futurnet como una solución de bajo costo, que permitía a edificios de apartamentos conectarse a internet por una módica cuota mensual. Emprendimiento que logró un éxito inmediato. Futurnet cumplió un ciclo, me permitió salir adelante en plena crisis económica. Futurnet fue perdiendo fuerza en la medida que el precio de acceso a internet se hacía más popular. En esa misma época pero en la Universidad ORT, también aparecían nuevas iniciativas, quizás por mi actitud personal proactiva y/o mi experiencia como emprendedor serial, algo que en esa época era muy extraño, tuve el privilegio de integrar el equipo que estaba trabajando para la creación de la primera incubadora de base tecnológica del país, que se denominaría INGENIO, y que contribuían decididamente a fortalecer en ORT el incipiente ámbito emprendedor. Sabíamos que solo con la incubadora no sería suficiente, era necesario lograr un cambio de actitud. Fue así que comenzamos a diseñar los primeros talleres de actitud emprendedora para alumnos, buscando despertar y fomentar la creación de empresas por parte de los estudiantes.

El sueño de un ecosistema emprendedor

Poco a poco los talleres de Actitud Emprendedora fueron ganando un lugar entre los alumnos de la Universidad. Mi entusiasmo por ayudar a despertar el espíritu emprendedor en la Universidad fue creciendo, fuimos aprendiendo, ensayando equivocándonos y así construyendo lo que hoy es el Centro de Innovación y Emprendimientos que hoy existe en la Universidad ORT. Ya en el 2004 la cultura emprendedora comenzaba a despertar, en INGENIO aparecían los primeros casos de éxito de incubados, pero aún faltaba mucho trabajo por realizar para que el espíritu emprendedor se consolidara en la Universidad y más aun en todo el País. Teníamos la convicción que ya no alcanzaba con hacer talleres, enseñar a hacer planes de negocio, era necesario dar un paso mayor, involucrar a los docentes, diseñar servicios que permitieran a los alumnos iniciar sus emprendimientos de la Universidad. Así nació la Pre incubadora, como un ámbito formal para apoyar a los alumnos emprendedores. Pero aún harían falta más cambios si queríamos generar un verdadero ecosistema emprendedor. Sería necesario derribar muchas barreras culturales, aumentar el vínculo universidad empresas sociedad, como fuente para inspirar a los alumnos con problemas reales. Fue en esta época donde nuevamente se me presento la disyuntiva de iniciar una nueva etapa de mayor dedicación a la universidad como intra emprendedor o seguir como emprendedor independiente. Nuevamente coincidía un momento de acenso, crecimiento, satisfacción personal con el crecimiento familiar, el nacimiento de Victoria y Paula mis hijas mellizas. La decisión fue rápida, ya no tenía dudas, mi corazón me lo indicaba, la pasión que sentía por la docencia, la energía que irradiaba el creciente ecosistema emprendedor me había atrapado. Había encontrado mi lugar, un espacio donde la tecnología, la innovación, la creatividad estarían al servicio de las necesidades de la empresa y la sociedad, para conformar nuevos emprendimientos. Nacía El Centro de Innovación y Emprendimientos CIE en la Universidad ORT. El CIE se fue consolidando con el apoyo de sponsors privados como el Banco Santander, el Estudio Ferrer CPA y muchas otras empresas que al igual que ORT creen en la importancia de fomentar el espíritu emprendedor en los estudiantes como una forma para dinamizar el país y realizar verdaderas trasformaciones. Con el nacimiento del CIE se consolidó en la Universidad el ecosistema emprendedor, en base a tres pilares: sensibilización, formación y patrocinio de jóvenes emprendedores.

Hoy

Hoy mirando en retrospectiva, puedo afirmar que fue en los momentos de dificultad donde mi actitud emprendedora se fue forjando, hasta convertirme en quien soy hoy, un profesor que busca ayudar con su experiencia a explorar y desarrollar el verdadero potencial que tenemos dentro. Fue este proceso de trasformación personal que sirvió de marco de referencia para la elaboración de la metodología de desarrollo de emprendedores que aplicamos en el Centro de Innovación y Emprendimiento (http://cie.ort.edu.uy) de la Universidad ORT Uruguay (http://www.ort.edu.uy). Una metodología que pone al individuo como centro del proceso de crecimiento emprendedor y que busca despertar su actitud emprendedora a partir del auto conocimiento, la identificación de necesidades y su interacción con el mundo en que vivimos.
Como emprendedor mi sueño es lograr una sociedad mejor que sea capaz de innovar en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas que nos afectan. El cambio hoy es posible, está en cada uno de nosotros el poder lograrlo.
Lic. Enrique Topolansky, MBA
http://uy.linkedin.com/in/etopolansky/
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Usuarios Twiter, Skype: etopolansky

Formación Profesional

Master en Negocios y Administración, MBA. Universidad ORT, Uruguay.

Diploma in Computing and Information System. University of Oxford, Inglaterra.

Master en Computación. Universidad ORT, Uruguay.

Diploma en “Gestión de las relaciones universidad-industria”, Universidad de Alicante, España.

Licenciado en Informática, Universitario Autonomo del Sur.

Analista de Sistemas Univesridad ORT Uruguay

El Centro de Innovación y Emprendimientos

Página web del Centro de Innovación y Emprendimientos http://cie.ort.edu.uy
Universidad ORT Uruguay http://www.ort.edu.uy

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